Por: Hilda Ruth Flores Muñoz
El trabajo colaborativo es importante para el aprendizaje de los estudiantes. Su implementación estratégica en el aula es clave por parte de los docentes, para el logro de los objetivos de aprendizaje.
Para
contribuir con los conceptos principales, a continuación una síntesis a manera
de introducción acerca de este tema.
Diferentes
autores han definido el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo, he
elegido presentar las siguientes: Smith (1996) define aprendizaje cooperativo
como “el uso instruccional de pequeños
grupos de estudiantes, a fin que trabajen juntos y maximicen su aprendizaje
individual y grupal”; y Matthews (1996) define el aprendizaje colaborativo
como “…ocurre cuando los estudiantes y la comunidad educativa trabajan
juntos para generar conocimiento… Se basa en pedagogías sistémicas”. Ambos implican la conformación de equipos de
trabajo, con la diferencia que en el aprendizaje cooperativo existe mayor andamiaje
por parte del docente para la conformación y asesoría de los equipos; y en el
aprendizaje colaborativo se parte de la base que los individuos que trabajan en
equipo poseen la voluntad, la autonomía y la motivación intrínseca para ser
parte de un sistema con el fin de generar conocimiento.
Tanto
el aprendizaje cooperativo como el colaborativo implican la conformación de
equipos de trabajo. Estos equipos deben ser efectivos, algunos criterios que
denotan esta efectividad son:
- Interdependencia positiva entre los miembros del equipo.
- Interacción en red, es decir, existe la posibilidad de interactuar con todos los miembros del equipo sin jerarquías, pero sí con roles y funciones definidos.
- Consecución y evaluación de metas individuales y grupales.
- Desarrollo de habilidades de trabajo en equipo, tanto disciplinares y como de convivencia armónica.
- Autorregulación del equipo de trabajo.
Es
una preocupación constante de docentes y autoridades académicas el evidenciar
aprendizaje individual y grupal por parte de los estudiantes al trabajar en
equipo. Muchas investigaciones demuestras que el trabajo en equipo incide
favorablemente en el aprendizaje de los estudiantes, principalmente por los
siguientes factores:
- La importancia de realizar conexiones.
- Aprendizaje de los pares.
- Favorecer la colaboración y saber cuándo incorporar la sana competencia.
- Propicia un clima apropiado en clase.
- Promueve el desarrollo de la empatía y afectividad.
- Permite mayores niveles de satisfacción del estudiante.
Si
bien estos factores son evidencia de aprendizajes grupales, ¿se ven
beneficiados todos los estudiantes del trabajo en equipo? En la siguiente
gráfica se muestran los pro y contra del trabajo colaborativo en el aprendizaje
individual.
Como
se mencionó anteriormente, la transición del aprendizaje cooperativo al
colaborativo depende del nivel de autonomía de los estudiantes y del andamiaje
del docente. Para orientar a los estudiantes que no tienen experiencia en
trabajo en equipos de manera colaborativa, se recomienda iniciar con trabajo
cooperativo. Eso implica que los docentes deben considerar el ciclo de vida de
trabajo en equipo con base en las etapas que muestra la siguiente figura.
El
trabajo colaborativo en el aula implica la participación constante del
estudiante, como parte de una metodología activa. Para estructurar una
actividad de trabajo colaborativo, no basta que sólo se prepare el docente,
sino implica que el estudiante también debe prepararse, para poder ser exitoso
en la actividad o actividades que se realizarán en el aula. En la siguiente
tabla, se muestran las principales diferencias entre una aula tradicional y un
aula que implementa metodología activa, por medio de actividades de trabajo
colaborativo.
Si
el lector es docente, se preguntará, ¿cómo lograr motivar a los estudiantes
para que participen activamente? Principalmente si vienen de un modelo
tradicional. Existen algunas recomendaciones generales que pueden considerarse.
Es importante aclarar que su aplicación dependerá de los reglamentos de cada
institución educativa.
Algunas
técnicas para estructurar la tarea de aprendizaje, en el marco del aprendizaje
colaborativo, son:
- El debate: si se quiere promover la discusión.
- Juego de roles: para promover la enseñanza recíproca.
- Casos de estudio: para promover la formulación y resolución de problemas, desde diferentes enfoques, tanto conceptual como procedimental.
- Mapas conceptuales: para organizar las ideas y asentar aportes del equipo.
- Diarios de aprendizaje: para promover la metacognición y evaluación formativa.
En
otras publicaciones se profundiza en cada técnica.
Finalmente,
se enfatiza la importancia de considerar un enfoque de educación centrado en el
estudiante, como sujeto activo que aprende; y aprende de manera individual y
para y con los demás, es decir, aprende colaborando. El aula nos provee esta
rica oportunidad para llevar a cabo actividades que promuevan el aprendizaje
colaborativo.
Fuente de referencia
Barkley E.; Cross, K.; Major, C.
(2005). Collaborative Learning
Techniques. A Handbook for college faculty. John Wiley and Sons, Inc.
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